sábado, 16 de junio de 2012

profanar los instintos primeros del corazón humano,esos pedacitos de muerte y mi éxtasis.



"Nosotros creemos"... dicen.

La facilidad de consagrar a una victima a tu predisposición, consiste en obligar por medio de actos sutiles, el robo, el hurto y la violación de su confianza, hipnotizando sus sentidos de alarma, y obligándolo a creer en ti,   orillarndolo a sentirse culpable por sus instintos de supervivencia. Debe hacércele creer que es impropia su desconfianza ante  tus ojos llenos de mentira obviedad y deseo.

La cordialidad para mí siempre ha sido el arma más fácil de convencimiento.

Creerán ustedes  que las victimas son tan débiles e inseguras cuando están en los anzuelos de la desesperación y el  miedo, pero en realidad lo que les provoca entrar a casa contigo es... enajenación, es éxtasis.

Sienten tu exaltación deseosa, hacia el acto peligroso de saber que en cuanto crucen la puerta, algo muy malo va a suceder.
Te observan débil, diminuta.
Pasan por aquella sensación de sentarse a la orilla de una casa vieja, con poca luz, alejada de los demás, sin dar movimiento alguno  y sentir como ese aire frio de paredes altas recorre la espina dorsal, y eriza los vellos. Voltear apenas con los músculos de los ojos, para darse cuenta que esta obscuro, y no viste la hora en que eso sucedió, sabes que si te levantas deberás caminar por pasillos largos y extraños. Todo sin luz se torna diferente, todo es más plano, sin relieves, más franco, con peligros de sinceridad, de sensaciones que ni siquiera te imaginas.

Es excitante.

Creo que las victimas logran sentir ese disfrute masoquista de adrenalina, sabiendo de antemano que tal vez tu franqueza termine manipulando el hecho de que en ese momento están respirando. Pero siempre con la lucha constante de querer sentir un poquito más, de buscar algo diferente, de no solo engañarse así mismos, sino de arriesgar su propia seguridad, por la ingenuidad de creer que ese miedo es pasajero y todo terminara en algo muy apetecible y placentero.

Me gusta hacerles disfrutar durante esos momentos de emplear la invitación, y  mirarlos fijamente, trasmitiendo la irrefutable amenaza atravez de las pupilas, con el traductor  límbico de sus sentidos,  una traducción que dice un dialogo de "No te atrevas a decirme que no”.
Me gusta el sonido de los charcos rojos que huelen a humano, me gusta ver sus lenguas húmedas, evaporarse por la verdad, me extrémese el echo de saber que su cuerpo en algún momento, pasara a ser parte de la cordialidad que los orillo estúpidamente a creer en mi.
El único medio de conservar es su libertad es estar siempre dispuestos a morir por ella, por eso acceden, creen que un acto espontaneo los llevara a sentirse en una libertad que jamás existirá. Es su utopía, es su farsa, es su sueño inalcanzable; soñar el sueño de una mentira, adornada con  mentiras, placeres, y espasmos.
La ciencia no me ha enseñado aun si la locura es o no lo mas sublime de la inteligencia.
Lo que sucede con  la fragilidad de mis victimas es  que no saben que el poder analítico no debe confundirse con el simple ingenio, porque mientras el analista es necesariamente ingenioso, el hombre ingenioso está con frecuencia notablemente incapacitado para el análisis.
Todo movimiento, cualquiera que sea mi causa, es creador.

Yo soy creadora de los suspiros mutilados, de sus agonizantes arrepentimientos finales, de sus gotas sanguinolentas escurriendo  sobre la mesa, corriendo por la duela de la sala.

Solo que, segundos antepuestos, suelo   administrar  las dosis exhaustivas de  el placer incontrolable de un orgasmo previo.


T.







4 comentarios:

  1. Mmm... si. Definitivamente volviste Sanchez Delgadillo. Esa eras tu .

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  2. Ese miedo, se nota que lo disfruta hasta el orgasmo.

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  3. Hey!, aquí la única atrevida puedo ser yo.

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