lunes, 9 de julio de 2012

Claroscuro




El crepúsculo avanza lentamente.
En sus hombros hay manchas de sangre,
en sus manos una rosa
a punto de marchitarse.
La aurora avanza ruidosa.
Sus manos abren el libro del tiempo
y el sol pasa las páginas.
En el umbral del ocaso
el día rompe sus espejos
para conciliar el sueño.
Los momentos son olas del tiempo.
Cada cuerpo es una playa.
El tiempo es viento

que sopla del lado de la muerte.
La noche abotona la camisa de la tierra.
El día la desnuda.
Es el alba:
en el balcón las flores se frotan los ojos,
en la ventana
ondean las trenzas del sol.
El día ve con las manos,
la noche ve con todo el cuerpo.
Si el día hablara,
anunciaría la noche.
Suave es la mano de la noche
en las trenzas de la melancolía.
El día no sabe dormir
más que en el regazo de la noche.
Se le concedió a mi tristeza
ser una continua noche.
El pasado,lago para un solo nadador:
el recuerdo.
La luz: vestido
que a veces teje la noche.
El crepúsculo: única almohada
en la que se abrazan el día y la noche.
La luz sólo actúa despierta.
La oscuridad sólo actúa dormida.
Los sueños de la noche son hilos con los que tejemos
los trajes del día.



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