miércoles, 21 de noviembre de 2012

Intermitencias de la muerte.


En un país cuyo nombre no será mencionado se produce algo nunca antes visto desde la fundación del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La euforia colectiva se desata, pero muy pronto se dará paso a la desesperación y el caos. Sobran los motivos. Si es cierto que las personas no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. El destino de los humanos será una vejez eterna.

Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los “acuerdos de caballeros” explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias, los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver…

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